30 agosto 2021 1417 palabras, 6 min. read Última actualización : 15 marzo 2022

La crisis del Covid: se está formando una doble burbuja financiera y tecnológica

Por Pierre-Nicolas Schwab Doctor en marketing, director de IntoTheMinds
¿Recuerdas la burbuja tecnológica del nuevo milenio? ¿Recuerdas la burbuja financiera de 2008? Bueno, 2021 marca el nacimiento de una doble burbuja tecnológica Y financiera que traerá consigo el caos. Prepárate para un maremoto que lo engullirá todo. Si no […]

¿Recuerdas la burbuja tecnológica del nuevo milenio? ¿Recuerdas la burbuja financiera de 2008? Bueno, 2021 marca el nacimiento de una doble burbuja tecnológica Y financiera que traerá consigo el caos. Prepárate para un maremoto que lo engullirá todo. Si no crees que se avecine el fin de mundo, lee las siguientes líneas y te convencerás de ello. Nos hemos subido a la enloquecida carrera de la deuda y nos dirigimos a toda velocidad hacia el precipicio, y no estamos muy seguros de que los pasajeros tengan posibilidades de escapar.

Si solo tienes 30 segundos

La crisis del Covid ha unido dos burbujas especulativas, en concreto la tecnológica y la financiera, para formar una mezcla explosiva.

La burbuja tecnológica es el resultado de prometer unos rendimientos inalcanzables. Nos recuerda a otras crisis, ya olvidadas, que marcaron los siglos XVIII y XIX (la burbuja del Nuevo Mundo, la burbuja del canal, la burbuja del ferrocarril).
Por otro lado, la burbuja financiera se alimenta de un exceso de liquidez que lleva a inversiones irracionales por parte de los neófitos, lo cual recuerda a la crisis de los tulipanes de 1929.

Por lo tanto, las condiciones están en un punto perfecto para provocar un mega crash que reajustará la balanza. Incluso si la locura bursátil de los últimos meses se apoya en algo tan frágil como las arenas movedizas, eso no hace que el progreso tecnológico sea más imprescindible cuando se trata de hacer frente a los cambios que nos esperan en nuestra civilización.

Los precios bursátiles están desincronizados respecto a la realidad industrial

Lo paradójico de la crisis del Covid de la que hemos sido testigos es que, por un lado, se ha producido una ralentización nunca vista de la economía mundial, y por el otro también se ha producido una recuperación extremadamente rápida en el mercado de valores.

Tras la crisis de 1929 harían falta 30 años para recuperar el nivel del Dow Jones, pero tras la crisis del Covid solo han hecho falta 197 días.

Tras el crash del 22/09/08, hicieron falta 679 días para que el Dow Jones alcanzase sus niveles originales, pero durante el crash del 24/02/20 solo hicieron falta 197 días. Tras la crisis de 1929 se requirieron 30 años para que el Dow Jones se recuperase, y casi 7 años tras la implosión de la burbuja de Internet.nComo ejemplo, he preparado el gráfico que aparece a continuación con las franjas de tiempo que tuvieron que pasar para que el Dow Jones se recuperase tras los crashes de 2008 y 2020.

evolution from dow jones price from 2001 until 2021

La burbuja tecnológica: promesas de rendimientos increíbles

Estos precios son impulsados por empresas tecnológicas cuyas acciones reflejan en sus precios promesas de rentabilidad asombrosas, y no es la primera vez. Aquí tienes una breve cronología de las crisis provocadas por unas esperanzas tecnológicas frustradas:

  • 1720: los ricos del «nuevo mundo» provocaron una oleada de especulación y la ruina de los ahorradores. La burbuja del Mississippi estalló en 1720, poco después de la de la Compañía de los Mares del Sur.
  • 1793: La locura por el canal alcanzó su punto más alto, y la burbuja que conllevaba estalló. El desarrollo de canales para simplificar la navegación tierra adentro llevó a la formación de una burbuja especuladora en Inglaterra que financió proyectos que no tenían un interés real. Para más información, te aconsejo que leas esta página.
  • 1847: el crash del ferrocarril marcó el final del desarrollo descontrolado de las empresas de ferrocarril.
  • 1873: la crisis bancaria tras la concesión libre de préstamos para inversiones en bienes inmobiliarios en el periodo de la posguerra y la devaluación de dichos activos.
  • 1999: el inicio de la implosión de la burbuja de Internet. Se habían invertido cantidades enormes de dinero en innovaciones mal controladas, y el exceso de dinero líquido y los sueños de una tecnología revolucionaria acabaron apartando a los primeros inversores.

financial bubble banner

La burbuja financiera: innovaciones mal controladas

Además de las burbujas tecnológicas, también se están formando burbujas financieras. Es necesario un pequeño repaso histórico para aquellos que creen que la crisis de 2008 fue la primera.

  • 1637: la Crisis de los Tulipanes se alimentó de la política monetaria acomodaticia de las Provincias Unidas, lo cual provocó un aumento de los metales preciosos.
  • 1929: el «Gran Crash» fue motivado por la compra de acciones por parte de pequeños ahorradores usando créditos como modo de pago. El adagio «No inviertas en bolsa más de lo que puedas permitirte perder» cobró aquí todo su significado.
  • 1980: se trató de la crisis inmobiliaria y bursátil en Japón, alimentada por una política monetaria excesivamente acomodaticia.
  • 2008: giró en torno a la crisis financiera de las subprimes que se produjo tras la titulización de deudas incobrables.

La mega burbuja de 2021

Podríamos dedicar mucho tiempo a hablar de la mega burbuja de los años 2020-2021 pero, a fin de cuentas, se trata de un producto doble de las burbujas tecnológicas y financieras.

La burbuja financiera ha sido creada por las políticas acomodativas de los bancos centrales, que prestan dinero por un tipo muy reducido o incluso positivo. Recordemos, por ejemplo, los episodios especuladores provocados por pequeños ahorradores invirtiendo en los «cheques Biden».

Las promesas de la revolución digital han sido las responsables de la burbuja tecnológica. Las empresas consolidadas han visto cómo se disparaban los precios de sus acciones, mientras que las start-ups se han beneficiado de inversiones enormes que buscan convertirlas en el próximo unicornio. La abundancia de dinero ha llevado a la aparición de empresas fantasma conocidas como SPAC por sus siglas en inglés («Empresa Dirigida Especialmente a la Adquisición»). Eso ha sido la gota que ha colmado el vaso.


¿El futuro?

Durante los últimos 100 años, hemos visto cómo el progreso tecnológico ha alimentado el mercado bursátil. Es imposible negar una tendencia al alza a largo plazo, señal de que se está creando riqueza. Es por esa razón por la que creemos con cierta seguridad que la tendencia se mantendrá. También quiero señalar que dicha tendencia al alza llena de pausas es característica del mercado estadounidense. El índex Dow Jones se ha triplicado respecto al nivel que tenía en 1999, mientras que los mercados de acciones europeos se mantienen más o menos en el mismo nivel en 2021 al que estaban antes del estallido de la burbuja de Internet.

A pesar del avance imparable del progreso, sigue habiendo muchos incidentes (como se puede ver en las franjas grises en el gráfico de macrotrends.net que aparece a continuación).

evolution of Dow Jones from 1921 until 2021

Pero cada oleada de crecimiento firme debe verse seguida de manera inevitable por una caída. Es necesaria una fase de destrucción creativa, y creo que nos dirigimos precisamente hacia una de ellas. Se ha invertido demasiado dinero en tecnologías fútiles sin futuro, y en 2020 empezaron a invertir demasiadas personas sin experiencia, inflando los precios de manera artificial. Se han puesto demasiadas esperanzas en la transición digital cuando la emergencia es la transición energética.


¿Qué estrategias de inversión hay para el futuro?

Puesto que no soy un profesional del mercado de valores, me limito a invertir (de manera muy escueta) en aquello que comprendo. Soy, por naturaleza, muy cauto y pesimista.

Mi experiencia se centra en los «datos», y estoy convencido de que el término «IA» se ha convertido en poco más que una palabra de moda y que las esperanzas que se han depositado en ese campo acabarán por verse frustradas. Es una repetición de la crisis de 1999-2000. Las empresas tecnológicas que han empezado a cotizar en bolsa hace poco sufrirán más que los grandes nombres ya establecidos, especialmente las que se mantienen a flote gracias a unas innovaciones mínimas.

Tal y como suele ocurrir en las crisis a gran escala, creo que las posiciones clásicas y más seguras también saldrán muy beneficiadas, como pueden ser los metales preciosos y los negocios con vistas a largo plazo que se centran en la transición energética (principalmente el hidrógeno).

 



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